La flexibilización jurisprudencial del mecanismo de segunda oportunidad en materia de créditos públicos

DOMINGO CARBAJO VASCO
Economista y Abogado
Inspector de Finanzas del Estado


La flexibilización jurisprudencial del mecanismo de segunda oportunidad en materia de créditos públicos


  1. NOTA PREVIA.
Uno de los problemas centrales de nuestra normativa concursal es la ausencia de un procedimiento rápido y eficiente para que las personas físicas, tanto naturales como dedicadas a la actividad empresarial (autónomos), puedan solventar sus deudas, liquidar las mismas y empezar una nueva vida, lo que se conoce como fresh start.
Se trata, sobre todo, de dar una “segunda oportunidad” a nuestros autónomos para que no se destruya el espíritu empresarial y la actividad económica continúe.

Esto era lo que pretendía el Real Decreto-ley 1/2015, de 27 de febrero, de mecanismo de segunda oportunidad, reducción de carga financiera y otras medidas de orden social, cuyas disposiciones se integraron posteriormente en el cuerpo de la Ley Concursal (en adelante, LC), pues como dice el Preámbulo del citado Decreto-Ley, I, párrafos cuatro y cinco:

 

La experiencia ha demostrado que cuando no existen mecanismos de segunda oportunidad se producen desincentivos claros a acometer nuevas actividades e incluso a permanecer en el circuito regular de la economía. Ello no favorece obviamente al propio deudor, pero tampoco a los acreedores ya sean públicos o privados. Al contrario, los mecanismos de segunda oportunidad son desincentivadores de la economía sumergida y favorecedores de una cultura empresarial que siempre redundará en beneficio del empleo.
A esta finalidad responde la primera parte de este real decreto-ley, por el cual se regulan diversos mecanismos de mejora del Acuerdo Extrajudicial de Pagos introducido en nuestra legislación concursal por la Ley 14/2013, de 27 de septiembre, de apoyo a los emprendedores y su internacionalización, y se introduce un mecanismo efectivo de segunda oportunidad para las personas físicas destinado a modular el rigor de la aplicación del artículo 1911 del Código civil. Conviene explicar brevemente cuáles son los principios inspiradores de la regulación introducida a este respecto.

  1. CONSIDERACIONES GENERALES. LA IMPOSIBILIDAD DE NEGOCIAR LOS CRÉDITOS PÚBLICOS.
Sin embargo, las posibilidades de que el denominado “mecanismo de segunda oportunidad” supusiese un auténtico revulsivo en el mundo concursal, permitiendo que las personas físicas, especialmente, los autónomos, pudieran utilizar de manera fácil y rápida este mecanismo legal para recomponer sus fortunas, se veían fuertemente limitadas, según la doctrina, por el hecho indubitado de que los créditos públicos (de la Agencia Tributaria, AEAT y de la Tesorería General de la Seguridad Social, TGSS) quedan fuera del acuerdo de “exoneración del pasivo satisfecho”, artículo 178 bis LC y, además, porque el régimen de aplazamiento y fraccionamiento de deudas tributarias previsto en la norma no parecía implicar ninguna diferencia respecto de la normativa general que, en materia de aplazamiento y fraccionamiento de deudas tributarias, regulan la LGT y el RGR.[1]

Ciertamente, los datos estadísticos reflejan en los últimos ejercicios una mayor utilización del procedimiento de segunda oportunidad y también podía interpretarse (tal y como nosotros hacemos) que la verdadera ventaja comparativa del régimen de aplazamientos y fraccionamientos de deudas tributarias previsto en la LC es que el mismo resulta de obligada aceptación para la AEAT, no pudiendo esta institución pública rechazar o denegar la petición de aplazamiento o fraccionamiento que le presente el deudor en el marco de su plan de pagos.


  1. LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 2 DE JULIO DE 2019 Y SUS POTENCIALES EFECTOS.
Sin embargo, una reciente Sentencia del Tribunal Supremo (en adelante, STS), número 381/2019, Sala de lo Civil, de 2 de julio de 2019, recurso de casación número 3669/2019 (con lo que esto implica para la creación de jurisprudencia en la materia), puede conllevar un giro radical en este terreno, al permitir el TS que las deudas tributarias y de la Seguridad Social entren también en el denominado “beneficio de la exoneración del pasivo satisfecho” que constituye el núcleo financiero del acuerdo extrajudicial de pagos para las personas físicas.

Ciertamente, la sentencia es muy confusa y las motivaciones de nuestro Alto Tribunal se fundan más en las “contradicciones” de la propia normativa concursal (lógicas y evidentes, dada la superposición de normas en el tiempo que regulan el procedimiento concursal y su falta de armonía interna) y en una interpretación teleológica[2] de los propósitos de la normativa de “segunda oportunidad”, con mención expresa al Preámbulo del Real Decreto-Ley 1/2015, de 27 de febrero (véase, a este respecto, el Fundamento de Derecho Cuarto.4 de la sentencia); argumentos reforzados por el fundamento jurídico de que España ha de cumplir con los nuevos principios del Derecho Europeo y la idea de fresh start, citando, incluso, en defensa de su tesis, la todavía no traspuesta al Derecho nacional Directiva (UE) 2019/1023 de Parlamento Europeo y del Consejo sobre acuerdos marcos de reestructuración preventiva y exoneración de deudas.

Ahora bien, dada la incidencia de la jurisprudencia como fuente del Derecho en nuestro Ordenamiento, artículo 1.6 CC[3], así como la difusión que la citada sentencia ha tenido en los medios de comunicación, cabe prever que el uso del mecanismo de segunda oportunidad por parte de las personas físicas se acreciente en los próximos ejercicios, ya que el gran obstáculo que suponía la ausencia de “condonación” de los créditos públicos parece desaparecer, alcanzándoles la exoneración del pasivo satisfecho tanto público como privado.

En general, la STS citada (ver Fundamento de Derecho Cuarto.5), concluye que el beneficio de la exoneración del pasivo satisfecho, regulado en el art 178 bis LC, es decir:


Beneficio de la exoneración del pasivo insatisfecho
1. El deudor persona natural podrá obtener el beneficio de la exoneración del pasivo insatisfecho en los términos establecidos en este artículo, una vez concluido el concurso por liquidación o por insuficiencia de la masa activa.
2. El deudor deberá presentar su solicitud de exoneración del pasivo insatisfecho ante el juez del concurso dentro del plazo de audiencia que se le haya conferido de conformidad con lo establecido en el artículo 152.3.
3. Solo se admitirá la solicitud de exoneración del pasivo insatisfecho a los deudores de buena fe. Se entenderá que concurre buena fe en el deudor siempre que se cumplan los siguientes requisitos:
  • 1.º Que el concurso no haya sido declarado culpable. No obstante, si el concurso hubiera sido declarado culpable por aplicación del artículo 165.1.1.º el juez podrá no obstante conceder el beneficio atendidas las circunstancias y siempre que no se apreciare dolo o culpa grave del deudor.
  • 2.º Que el deudor no haya sido condenado en sentencia firme por delitos contra el patrimonio, contra el orden socioeconómico, de falsedad documental, contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social o contra los derechos de los trabajadores en los 10 años anteriores a la declaración de concurso. Si existiera un proceso penal pendiente, el juez del concurso deberá suspender su decisión respecto a la exoneración del pasivo hasta que exista sentencia penal firme.
  • 3.º Que, reuniendo los requisitos establecidos en el artículo 231, haya celebrado o, al menos, intentado celebrar un acuerdo extrajudicial de pagos.
  • 4.º Que haya satisfecho en su integridad los créditos contra la masa y los créditos concursales privilegiados y, si no hubiera intentado un acuerdo extrajudicial de pagos previo, al menos, el 25 por ciento del importe de los créditos concursales ordinarios.
  • 5.º Que, alternativamente al número anterior:
i) Acepte someterse al plan de pagos previsto en el apartado 6.   

 ii) No haya incumplido las obligaciones de colaboración establecidas en el artículo 42.

iii) No haya obtenido este beneficio dentro de los diez últimos años.

iv) No haya rechazado dentro de los cuatro años anteriores a la declaración de concurso una oferta de empleo adecuada a su capacidad.

v) Acepte de forma expresa, en la solicitud de exoneración del pasivo insatisfecho, que la obtención de este beneficio se hará constar en la sección especial del Registro Público Concursal por un plazo de cinco años. Únicamente tendrán acceso a esta sección las personas que tengan interés legítimo en averiguar la situación del deudor, entendiéndose en todo caso que tienen interés quienes realicen una oferta en firme al deudor ya sea de crédito o de cualquier otra entrega de bienes o prestación de servicios, que tenga que ser remunerada o devuelta por éste y que esté condicionada a su solvencia, así como las Administraciones Públicas y órganos jurisdiccionales habilitados legalmente para recabar la información necesaria para el ejercicio de sus funciones. La apreciación de dicho interés se realizará por quién esté a cargo del Registro Público Concursal.

4. De la solicitud del deudor se dará traslado por el Secretario Judicial a la Administración concursal y a los acreedores personados por un plazo de cinco días para que aleguen cuanto estimen oportuno en relación con la concesión del beneficio.
Si la Administración concursal y los acreedores personados muestran su conformidad a la petición del deudor o no se oponen a la misma, el juez del concurso concederá, con carácter provisional, el beneficio de la exoneración del pasivo insatisfecho en la resolución, declarando la conclusión del concurso por fin de la fase de liquidación.
La oposición solo podrá fundarse en la inobservancia de alguno o algunos de los requisitos del apartado 3 y se le dará el trámite del incidente concursal. No podrá dictarse auto de conclusión del concurso hasta que gane firmeza la resolución que recaiga en el incidente reconociendo o denegando el beneficio.
5. El beneficio de la exoneración del pasivo insatisfecho concedido a los deudores previstos en el número 5.º del apartado 3 se extenderá a la parte insatisfecha de los siguientes créditos
  • 1.º Los créditos ordinarios y subordinados pendientes a la fecha de conclusión del concurso, aunque no hubieran sido comunicados, y exceptuando los créditos de derecho público y por alimentos.
  • 2.º Respecto a los créditos enumerados en el artículo 90.1, la parte de los mismos que no haya podido satisfacerse con la ejecución de la garantía quedará exonerada salvo que quedara incluida, según su naturaleza, en alguna categoría distinta a la de crédito ordinario o subordinado.
Los acreedores cuyos créditos se extingan no podrán iniciar ningún tipo de acción dirigida frente al deudor para el cobro de los mismos.
Quedan a salvo los derechos de los acreedores frente a los obligados solidariamente con el concursado y frente a sus fiadores o avalistas, quienes no podrán invocar el beneficio de exoneración del pasivo insatisfecho obtenido por el concursado ni subrogarse por el pago posterior a la liquidación en los derechos que el acreedor tuviese contra aquél, salvo que se revocase la exoneración concedida.
Si el concursado tuviere un régimen económico matrimonial de gananciales u otro de comunidad y no se hubiere procedido a la liquidación de dicho régimen, el beneficio de la exoneración del pasivo insatisfecho se extenderá al cónyuge del concursado, aunque no hubiera sido declarado su propio concurso, respecto de las deudas anteriores a la declaración de concurso de las que debiera responder el patrimonio común.

6. Las deudas que no queden exoneradas conforme a lo dispuesto en el apartado anterior, deberán ser satisfechas por el concursado dentro de los cinco años siguientes a la conclusión del concurso, salvo que tuvieran un vencimiento posterior. Durante los cinco años siguientes a la conclusión del concurso las deudas pendientes no podrán devengar interés.
A tal efecto, el deudor deberá presentar una propuesta de plan de pagos que, oídas las partes por plazo de 10 días, será aprobado por el juez en los términos en que hubiera sido presentado o con las modificaciones que estime oportunas.
Respecto a los créditos de derecho público, la tramitación de las solicitudes de aplazamiento o fraccionamiento se regirá por lo dispuesto en su normativa específica.
7. Cualquier acreedor concursal estará legitimado para solicitar del juez del concurso la revocación del beneficio de exoneración del pasivo insatisfecho cuando durante los cinco años siguientes a su concesión se constatase la existencia de ingresos, bienes o derechos del deudor ocultados. Se exceptúan de esta previsión los bienes inembargables conforme a lo dispuesto en los artículos 605 y 606 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil.
También podrá solicitarse la revocación si durante el plazo fijado para el cumplimiento del plan de pagos:
a) Incurriese en alguna de las circunstancias que conforme a lo establecido en el apartado 3 hubiera impedido la concesión del beneficio de la exoneración del pasivo insatisfecho.
b) En su caso, incumpliese la obligación de pago de las deudas no exoneradas conforme a lo dispuesto en el plan de pagos, o.
c) Mejorase sustancialmente la situación económica del deudor por causa de herencia, legado o donación; o juego de suerte, envite o azar, de manera que pudiera pagar todas las deudas pendientes sin detrimento de sus obligaciones de alimentos.

La solicitud se tramitará conforme a lo establecido en la Ley de Enjuiciamiento Civil para el juicio verbal. En caso de que el juez acuerde la revocación del beneficio, los acreedores recuperan la plenitud de sus acciones frente al deudor para hacer efectivos los créditos no satisfechos a la conclusión del concurso.
8. Transcurrido el plazo fijado para el cumplimiento del plan de pagos sin que se haya revocado el beneficio, el juez del concurso, a petición del deudor concursado, dictará auto reconociendo con carácter definitivo la exoneración del pasivo insatisfecho en el concurso.

También podrá, atendiendo a las circunstancias del caso y previa audiencia de los acreedores, declarar la exoneración definitiva del pasivo insatisfecho del deudor que no hubiese cumplido en su integridad el plan de pagos pero hubiese destinado a su cumplimiento, al menos, la mitad de los ingresos percibidos durante el plazo de cinco años desde la concesión provisional del beneficio que no tuviesen la consideración de inembargables o la cuarta parte de dichos ingresos cuando concurriesen en el deudor las circunstancias previstas en el artículo 3.1, letras a) y b), del Real Decreto-ley 6/2012, de 9 de marzo, de medidas urgentes de protección de deudores hipotecarios sin recursos, respecto a los ingresos de la unidad familiar y circunstancias familiares de especial vulnerabilidad.

A los efectos de este artículo, se entiende por ingresos inembargables los previstos en el artículo 1 del Real Decreto-ley 8/2011, de 1 de julio, de medidas de apoyo a los deudores hipotecarios, de control del gasto público y cancelación de deudas con empresas y autónomos contraídas por las entidades locales, de fomento de la actividad empresarial e impulso de la rehabilitación y de simplificación administrativa.
Contra dicha resolución, que se publicará en el Registro Público Concursal, no cabrá recurso alguno. No obstante, la exoneración definitiva podrá revocarse cuando concurra la causa prevista en el párrafo primero del apartado anterior.
El cumplimiento de los diferentes requisitos para gozar de esta exoneración es desarrollado en la mencionada STS, Fundamentos de Derecho Primero.
El TS afirma que nos enfrentamos ante una “norma de difícil comprensión, que requiere de una interpretación judicial para facilitar su correcta aplicación” (Fundamento de Derecho Segundo.2, segundo párrafo).
Estos requisitos responden a diferentes razones que se explicitan, asimismo, en los diversos apartados del artículo 178 bis LC; así, el apartado 1, conlleva que el concursado tiene que ser una persona natural y que ha concluido el concurso por liquidación o insuficiencia de la masa activa, es decir, todos los bienes y derechos del concursado han sido realizados y aplicados al pago de los créditos; seguidamente, el apartado 3 del artículo 178 bis LC establece los requisitos para lograr ese beneficio, centrados en un concepto ambiguo el de la “buena fe” del deudor concursado.



Esa “buena fe”, sin embargo, no se vincula al concepto general del Derecho, artículo 7.1 Código Civil, sino al cumplimiento de los requisitos mencionados en el propio artículo 178. Bis. 3 LC, siendo requisitos de naturaleza heterogénea (Fundamento de Derecho Segundo.2): que el concurso no haya sido declarado culpable, que el deudor concursado no haya sido condenado por sentencia firme por determinados delitos patrimoniales y se haya acudido al procedimiento extrajudicial de pagos con carácter previo a la apertura del concurso.

Además, se permiten dos alternativas al concursado: pago total de los créditos o plan de pagos y, en cada una de esas alternativas, aparecen requisitos de cumplimiento diferenciado.
Por ello, la “buena fe” no se puede hacer depender de que el deudor hubiera omitido la existencia de un crédito (público) contra la masa.

Asimismo, la STS admite que, cualquiera que sea la alternativa escogida por el deudor para solicitar la exoneración del pasivo satisfecho, no se ve afectada por la elección la situación del crédito público (Fundamento de Derecho Tercero).



Por último, lo más relevante, que lo dispuesto en el artículo 178 bis.6 de la LC, cuyo tenor parece negar la posibilidad de que el plan de pagos pueda acordar aplazamientos o fraccionamientos del crédito público, no puede interpretarse de esta forma, sino que:
“…Aprobado judicialmente el plan de pagos, no es posible dejar su eficacia a una posterior ratificación de uno de los acreedores, en este caso, el acreedor público. Aquellos mecanismos administrativos para la condonación y aplazamiento de pago carecen de sentido en una situación concursal…por lo que, bajo una interpretación teológica, ha de subsumirse la protección perseguida del crédito público en la aprobación judicial…” (Fundamento de Derecho Cuarto, 5, último párrafo).

En suma, los créditos públicos pueden ser objeto también de exoneración. Ahora habrá que aguardar la reacción de la Agencia Tributaria a esta doctrina.


[1] Passim. Carbajo Vasco, Domingo. Algunas cuestiones tributarias de los concursos de acreedores, Ed. Instituto de Estudios Fiscales, colecc. Documentos de Trabajo, número 6/2018, en particular, el epígrafe 1.5 de la obra.
[2] Teleológico es un adjetivo que refiere a aquello que está vinculado a la teleología. Según define el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la teleología es la doctrina centrada en las llamadas causas finales (es decir, los fines). La teleología forma parte de la metafísica, una rama de la filosofía.
[3] La jurisprudencia complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que, de modo reiterado, establezca el Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del derecho.

Directiva europea de "Segunda Oportunidad" para empresas

Ángel Luis Vázquez
Economista - Administrador Concursal

Publicada la Directiva europea de "segunda oportunidad[1]" para empresas insolventes que permitirá la plena exoneración de las deudas contraídas en un plazo máximo de tres años

Cada año, en Europa 200.000 empresas entran en concurso de acreedores lo que se traduce en la pérdida de 1,7 millones de puestos de trabajo directos.

La Directiva (UE) 2019/1023, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 20 de junio de 2019, pretende garantizar a las empresas que se hallen en dificultades financieras el acceso a medidas de reestructuración preventiva que les permitan continuar su actividad.

Las dos medidas más novedosas son:

  1. Los deudores podrán disfrutar de una suspensión de las ejecuciones singulares durante cuatro meses para favorecer las negociaciones del plan de reestructuración.
  2. También establece sistemas de alerta temprana para detectar a tiempo las condiciones que puedan llevar a la insolvencia inminente.
La propia Directiva marca tres objetivos fundamentales:
  1. Garantizar que las empresas y empresarios viables que se hallen en dificultades financieras tengan acceso a marcos nacionales efectivos de reestructuración preventiva que les permitan continuar su actividad.
  2. Que los empresarios de buena fe insolventes o sobreendeudados puedan disfrutar de la plena exoneración de sus deudas después de un período de tiempo razonable, lo que les proporcionaría una segunda oportunidad.
  3. Que se mejore la eficacia de los procedimientos de reestructuración, insolvencia y exoneración de deudas, en particular con el fin de reducir su duración[2].
En principio, la norma no será de aplicación a personas físicas que no tengan la condición de empresario. No obstante, los Estados miembros podrán ampliar la aplicación de los procedimientos de exoneración de deudas también para personas físicas insolventes que no sean empresarios.

Marcos de reestructuración preventiva
Igualmente, la nueva Directiva permitirá a las empresas deudoras tener acceso a un marco de reestructuración preventiva, para que puedan afrontar esta situación cuando todavía son viables y evitar llegar a la insolvencia.
En estos planes de reestructuración se debe incluir una descripción de la situación económica; la mención de las partes afectadas y sus categorías de deuda o condiciones; las condiciones del plan, así como una exposición de motivos que explique por qué el plan ofrece una perspectiva razonable para evitar la insolvencia del deudor y garantizar la viabilidad de la empresa.
Los deudores que acometan una reestructuración preventiva podrán disfrutar de una suspensión de las ejecuciones singulares durante un periodo máximo de cuatro meses, para facilitar el proceso.
Durante ese periodo los acreedores individuales no podrían reclamar su parte de la deuda y bloquear por sí solos el proceso de reestructuración.
En este contexto, se facilitará también la negociación del plan con el nombramiento de administradores concursales cuando las circunstancias así lo aconsejen. Por ejemplo: en caso de que el deudor disfrute de una suspensión general de ejecuciones singulares; cuando el plan de reestructuración deba ser confirmado por medio de una reestructuración forzosa de la deuda aplicable a todas las categorías; cuando el plan de reestructuración incluya medidas que afecten a los derechos de los trabajadores, o cuando el deudor o sus administradores sociales hayan actuado de modo delictivo, fraudulento o perjudicial para las relaciones empresariales.
No será aplicable esta Directiva en el caso de deudores que constituyan empresas de seguros o de reaseguros, entidades de crédito, empresas de inversión u organismos de inversión colectiva, entidades de contrapartida central, depositarios centrales de valores u otras entidades y entes financieros recogidos en el artículo 1, apartado 1, párrafo primero, de la Directiva 2014/59/UE; organismos públicos con arreglo al Derecho nacional y personas físicas que no tengan la condición de empresario. Asimismo, la norma detalla aquellos supuestos en que los Estados miembros podrán modificar su ámbito de aplicación.

Alertas tempranas
De entre las novedades destacables resaltamos la aprobación de un sistema de alertas que permita detectar circunstancias que puedan provocar una insolvencia inmediata, con el objeto de advertir al deudor de la necesidad de actuar sin demora.
Estas herramientas pueden incluir:
a) Mecanismos de alerta en caso de que el deudor no haya efectuado determinados tipos de pagos;
b) Servicios de asesoramiento prestados por organismos públicos o privados;
c) Incentivos, con arreglo a la normativa nacional, para que los terceros que dispongan de información pertinente sobre el deudor, como contables, administraciones tributarias y de seguridad social, adviertan al deudor sobre cualquier evolución negativa.

Facilitación de las negociaciones sobre los planes de reestructuración preventiva
La Directiva prevé la facilitación de las negociaciones sobre los planes de reestructuración preventiva. En este contexto, establece que los Estados miembros velen por que el deudor que sea parte en los procedimientos de reestructuración preventiva conserve totalmente, o al menos en parte, el control sobre sus activos y sobre la gestión diaria de la empresa.
Asimismo, los Estados miembros deben establecer disposiciones para nombrar un administrador en materia de reestructuración que asista al deudor y a los acreedores en la negociación y elaboración del plan: a) cuando una autoridad judicial o administrativa acuerde la suspensión general de las ejecuciones singulares y la autoridad judicial o administrativa decida que dicho administrador es necesario para salvaguardar el interés de las partes, b) cuando el plan de reestructuración deba ser confirmado por una autoridad judicial o administrativa por medio de un mecanismo de reestructuración forzosa de la deuda aplicable a todas las categorías, y c) cuando el deudor o una mayoría de acreedores lo solicite, siempre y cuando, en el último caso, los acreedores carguen con los costes del administrador en materia de reestructuración.

Suspensión de las ejecuciones singulares
Esta Directiva establece que los Estados miembros velarán por que el deudor pueda disfrutar de una suspensión de las ejecuciones singulares para favorecer las negociaciones de un plan de reestructuración en un marco de reestructuración preventiva, y podrán prever que las autoridades judiciales o administrativas puedan denegar una suspensión de las ejecuciones singulares cuando esta no sea necesaria o cuando no cumpla el objetivo establecido.
Los Estados miembros habrán de velar por que la suspensión de ejecuciones singulares pueda abarcar a todas las categorías de créditos, incluidos los créditos garantizados y los créditos preferentes. La suspensión de ejecuciones singulares podrá ser general, para todos los acreedores, o limitada, para uno o varios acreedores individuales o categorías de acreedores.
La duración inicial máxima de una suspensión de ejecuciones singulares no superará cuatro meses. No obstante, se podrá permitir a las autoridades judiciales o administrativas ampliar la duración de una suspensión de ejecuciones singulares o acordar una nueva suspensión de ejecuciones singulares a petición del deudor, de un acreedor o, en su caso, de un administrador en materia de reestructuración. La duración total de las ejecuciones singulares, incluidas las ampliaciones y las renovaciones, no podrá exceder de 12 meses.

Planes de reestructuración
La norma:
  1. Detalla el contenido mínimo de los mismos.
  2. Regula su proceso de adopción y las condiciones para su confirmación por la autoridad judicial o administrativa, incluyendo las que deben concurrir para que un plan de reestructuración no aprobado por las partes afectadas en todas las categorías de voto pueda ser confirmado por una autoridad judicial o administrativa a propuesta de un deudor o con el consentimiento del deudor, y convertirse en vinculante para las categorías de voto disidentes, cuando el plan de reestructuración cumpla determinadas condiciones.
Por lo que respecta a los trabajadores, la norma establece que los Estados miembros garantizarán que no se vean afectados por el marco de reestructuración preventiva los derechos laborales individuales y colectivos establecidos en la normativa laboral de la Unión Europea y nacional, y que cuando el plan de reestructuración incluya medidas que conduzcan a modificar la organización del trabajo o las relaciones contractuales con los trabajadores, las mismas serán aprobadas por dichos trabajadores, cuando la normativa nacional o los convenios colectivos prevean tal aprobación en esos casos.
Asimismo, los Estados miembros garantizarán que un recurso contra una decisión confirmatoria o denegatoria de un plan de reestructuración adoptada por una autoridad administrativa se interponga ante una autoridad judicial.
Financiación
Los Estados miembros deben garantizar que se proteja adecuadamente la nueva financiación y la financiación provisional, de forma que en el caso de una posterior insolvencia del deudor la nueva financiación y la financiación provisional no podrán ser declaradas nulas, anulables o inejecutables y a los prestadores de dicha financiación no se les podrá exigir responsabilidad civil, administrativa o penal por el motivo de que dicha financiación sea perjudicial para el conjunto de los acreedores, a no ser que concurran otros motivos adicionales establecidos en la normativa nacional.
Exoneración de deudas e inhabilitaciones
La Directiva fija además que los empresarios que sean declarados insolventes tengan acceso a un procedimiento que pueda llevar a la plena exoneración de sus deudas en un plazo no superior a tres años[3].

Cuando un empresario insolvente obtenga una exoneración de deudas, cualquier inhabilitación para iniciar o continuar una actividad comercial, industrial, artesanal o profesional dictada por el mero hecho de que el empresario es insolvente debe dejar de tener efecto, a más tardar, al final del plazo de exoneración

La Directiva contempla la posibilidad de que los Estados Miembros puedan mantener o introducir disposiciones que denieguen o restrinjan el acceso a la exoneración de deudas o revoquen una exoneración o que establezcan plazos más largos para la obtención de la plena exoneración de deudas o períodos de inhabilitación más largos en determinadas circunstancias bien definidas y siempre que tales excepciones estén debidamente justificadas como ocurre en los casos siguientes:
  1. Cuando el empresario insolvente haya violado sustancialmente las obligaciones asumidas en virtud de un plan de pagos o cualquier otra obligación jurídica orientada a salvaguardar los intereses de los acreedores, incluida la obligación de maximizar los rendimientos para los acreedores.
  2. Cuando el empresario insolvente haya incumplido sus obligaciones en materia de información o cooperación con arreglo al Derecho de la Unión y nacional.
  3. En caso de solicitudes abusivas de exoneración de deudas.
  4. En caso de presentación de una nueva solicitud de exoneración dentro de un determinado plazo a partir del momento en que el empresario insolvente haya obtenido la plena exoneración de deudas o del momento en que se le haya denegado la plena exoneración de deudas debido a una vulneración grave de sus obligaciones de información o cooperación.
  5. Cuando no esté cubierto el coste del procedimiento conducente a la exoneración de deudas.
  6. Cuando sea necesaria una excepción para garantizar el equilibrio entre los derechos del deudor y los derechos de uno o varios acreedores.
Entrada en vigor
La Directiva (UE) 2019/1023, de 20 de junio de 2019, entrará en vigor el 18  de julio de 2019[4].

Transposición
Los Estados miembros adoptarán y publicarán, a más tardar el 17 de julio de 2021[5], las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas necesarias para dar cumplimiento a lo establecido en la Directiva, a excepción de las disposiciones necesarias para dar cumplimiento al artículo 28, letras a), b) y c)[6] y las disposiciones necesarias para dar cumplimiento al artículo 28, letra d)[7]


[1] Directiva (UE) 2019/1023 del Parlamento Europeo y del Consejo de 20 de junio de 2019 sobre marcos de reestructuración preventiva, exoneración de deudas e inhabilitaciones, y sobre medidas para aumentar la eficiencia de los procedimientos de reestructuración, insolvencia y exoneración de deudas, y por la que se modifica la Directiva (UE) 2017/1132 (Directiva sobre reestructuración e insolvencia) (D.O.U.E.L. Nº 172 de 26 de junio de 2019)

[2] Los procesos de insolvencia en Europa duran de media dos años y los acreedores solo recuperan el 65 % de sus deudas. En España los datos son bastante mas desalentadores 4,7 años en un procedimiento ordinario y mas del 90% de las empresas termina en liquidación.
[3] A computar, en el caso de los procedimientos que incluyan un plan de pagos, desde la fecha de la decisión de una autoridad judicial o administrativa de confirmar el plan o el inicio de la aplicación del plan, y en todos los demás procedimientos desde la fecha de la decisión de la autoridad judicial o administrativa de abrir el procedimiento, o la fecha en que se determine la masa concursal del deudor.
[4] A los veinte días de su publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea.
[5] Como excepción, los Estados miembros que experimenten especiales dificultades para aplicar la Directiva podrán disfrutar de una prórroga máxima de un año del plazo de aplicación.
[6] Utilización de medios electrónicos de comunicación para reclamaciones de créditos, presentación de planes de reestructuración o reembolso, y notificaciones a los acreedores, que se adoptarán y publicarán a más tardar el 17 de julio de 2024,
[7] Presentación de impugnaciones y recursos a través de dichos medios electrónicos de comunicación, que se adoptarán y publicarán a más tardar el 17 de julio de 2026.