GIGANTES CON PIES DE BARRO




Arturo Ortiz Hernandez
Abogado
Mediador Civil, Mercantil y Concursal
Administrador Concursa
Vocal Mediators Asociación Mediación


GIGANTES CON PIES DE BARRO 


A menudo en círculos profesionales, en las tertulias, surge el eterno debate sobres si negocias, medias, si para alcanzar un acuerdo hace falta ser mediador, sobre si basta o no tener experiencia en los negocios.

Lo cierto es que cualquiera puede intentar que dos partes lleguen a un acuerdo y lo firme. A cualquiera las partes lo pueden legitimar como neutral o imparcial y puede acercar a las partes o sugerirles un acuerdo y que estos lo acepten. Para ello no hace falta estudiar ninguna carrera ni ninguna técnica de negociación, normalmente con un poco de sentido común se puede conseguir, si además se tiene formación y algo de experiencia puede conseguir que ese acuerdo se consiga con más facilidad. Incluso también pueden documentar el acuerdo en documento notarial y en función del contenido de la escritura puede llegar a ser título ejecutivo.
Pero dicho lo anterior también es cierto que la mediación tiene unas características propias,  y para mí la forma en que se llega al acuerdo con las técnicas propias de la mediación le da un plus a ese acuerdo que garantiza el cumplimiento voluntario de las partes lo que muchas veces no ocurre con los acuerdos anteriores. Se dirá que al final lo que importa es que tenemos un acuerdo, pero no es lo mismo un acuerdo construido sobre roca que sobre arena. Si estamos ante una relación  puntual quizás de igual estar ante un tipo de acuerdo u otro, pero si la ejecución o la relación tiene un margen temporal amplio, que el acuerdo este construido sobre base sólida si importa. El acuerdo de mediación se ha producido normalmente tras una legitimación previa de las partes, un reequilibrio entre las mismas y también tras un proceso de escucha activa, a la que ha contribuido un mediador con sus herramientas de trabajo y formación adecuada, esos tres elementos que normalmente no se dan en la negociación, de la que hablábamos al principio, convierten ese acuerdo en algo mágico lo vivimos los mediadores a menudo cuando se produce la legitimación. Al igual que hemos vivido como tras un acuerdo aparente ese acuerdo se cae precisamente por eso porque no se han tratado esos tres aspectos.
Es precisamente ese acuerdo conseguido tras esa escucha activa ese reequilibrio, esa legitimación el que consigue tan alto número de cumplimientos, muy superior al de cualquier otro tipo de acuerdo y negociación y que en ocasiones las relaciones se reestablezcan. Además sobre el anterior tiene una ventaja que es titulo ejecutivo directo, incluso para obligaciones de hacer lo que el otro acuerdo por mucho que se documente no lo es.
El acuerdo de mediación es gigante construido con pies piedra, en vez de un gigante con pies de Barro.






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