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¿Por qué las partes en conflicto no son capaces de sentarse, hablar y
encontrar una solución?.
Todos
sabemos que cuando los sentimientos están a flor de piel es muy difícil pedir a
las personas que se comporten de una forma racional, pero ¿por qué sucede esto?.
Tenemos que acudir a
la neurociencia, y al concepto de “secuestro emocional para poderlo explicar.
El secuestro emocional se produce cuando perdemos el control de nuestros actos (Caso de Richard Robles, Goleman
-1.996)
Los estímulos
sensoriales (a excepción de los olfativos), llegan a nuestro cerebro a través del
“tálamo” el cual se encarga de “filtrar la información” y enviarla al cerebro
pensante (neocórtex) y al cerebro emocional (la amígdala), con una diferencia
importante, el camino al neocórtex es muchos mas largo que el camino a la amígdala,
por lo que los estímulos sensoriales llegan mucho antes al cerebro emocional
que al cerebro racional.
La amígdala es la
parte del cerebro especializada en procesar los aspectos emocionales de los estímulos.
Si se produjera una desconexión de la amígdala no seríamos capaces de asociar
un significado emocional a estos, por ejemplo seríamos capaces de ver a nuestro
bebé pero no experimentaríamos ninguna emoción. Cuando esta estructura se daña,
las personas carecen de sentimientos como rabia o miedo y ni siquiera son
capaces de llorar.
Con el tiempo, el
cerebro ha sabido gestionar de alguna forma la intensidad de las emociones. El córtex prefrontal se convierte en una especie de regulador que desconecta
la amígdala y permite que se dé una respuesta más racionalizada, lo que implica
que en el pensamiento precede al sentimiento. Este hecho es fundamental para la
vida emocional ya que permite la evaluación de la emoción dando lugar a los
sentimientos. A. R. Luria,
neurofísico ruso afirmó ya en la mitad del XIX que el córtex prefrontal
constituía la clave para el autocontrol y la represión de los estallidos
emocionales.

- Debilidad: confusión, miedo,
desorganización, vulnerabilidad, pérdida de poder, incertidumbre, falta poder
de decisión.
- Ensimismamiento: autoprotección,
suspicacia, a la defensiva, mente cerrada …
Esta
dinámica negativa se “retroalimenta en un círculo vicioso”, que intensifica la debilidad
y el ensimismamiento de las partes, dando como resultado que la interacción entre
las partes degenere tomando un carácter destructivo y deshumanizado, en el que
es imposible cualquier acuerdo.
Y
por esta razón, las personas, aunque están preparadas de serie (principio de
autodeterminación) para resolver sus propios conflictos, en muchos casos no
pueden resolverlos por sí mismos y necesita la ayuda de una tercera persona (el
mediador) que les ayude a “recuperar el diálogo” para poder realizar cambios
positivos en la interacción y encontrar por sí mismo términos y condiciones
aceptables para resolver sus diferencias.
No hay nada que
desespere tanto como ver mal interpretados nuestros sentimientos – Jacinto Benavente.
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