La necesidad de la Seguridad Digital



Ángel Luis Vázquez
Economista

La seguridad digital deja de ser un tema de las películas para convertirse en una necesidad en el mundo real


Según datos oficiales[i] los ataques cibernéticos a empresas, entidades y ciudadanos han dejado de ser una ficción cinematográfica para pasar a ser un problema bien real. Según el INCIBE, España es el tercer país del mundo con mayor número de ciberataques al año, y en el pasado 2017, se batieron récords con una cifra superior a los 120 000 ciberataques.


Estos datos se refieren solo a los incidentes registrados, pero los expertos nos informan que normalmente solo se registra uno de cada diez ataques sufridos por lo que las cifras se vuelven alarmantes.


La situación no sólo es bastante alarmante, sino que supone una evidente y creciente amenaza para la estabilidad económica del tejido empresarial del país.

 

¿Cuánto cuesta un ciberataque?


Hacer una valoración aproximada del impacto económico que supone para una empresa recuperarse de un ciberataque no es fácil. Hay que tener en cuenta múltiples factores que varían dependiendo del país, tipo de ataque, tipo de empresa, número de empresas encuestadas y los respectivos países en los que operan, etc.


Aun así, el común denominador de todos los informes es que, debido a la gran variedad y mayor sofisticación de este tipo de ataques, las pérdidas producidas por el fraude online, el robo de identidades, y el pirateo, se han incrementado hasta llegar a cifras millonarias.


Para hacernos una idea del impacto económico global de los ciberataques y de su evolución en los últimos años podemos decir que según el estudio COST OF CYBER CRIME STUDY INSIGHTS ON THE SECURITY INVESTMENTS THAT MAKE A DIFFERENCE se determina que de 2013 a 2017 el coste medio de los ciberataques ha aumentado un 62%. De hecho, sólo en el 2017 se ha incrementado un 27.4% respecto a 2016 y en el 2018, la situación no mejora, pues de acuerdo con el informe “2018 Cost of a Data Breach Study: Global Overview”, publicado por Ponemon Institute con el patrocinio de IBM, el coste medio de una brecha de seguridad se ha incrementado en un 6,4% durante el último año.


El coste medio se establece en 11.7 millones de dólares.


Dependiendo de la fuente los costes varían. De acuerdo con PwC, el coste directo medio de un ciberataque se sitúa en alrededor de 2,5 millones de dólares, teniendo en cuenta los gastos derivados de la investigación y recuperación del ataque.


Un dato curioso, el documento de PwC revela que las empresas de todo el mundo sufren, de media, 3,4 incidentes de seguridad al año, y unas pérdidas de 4,8 millones de dólares. Según la encuesta, las empresas españolas se ven obligadas a parar sus operaciones 17 horas de media al año como consecuencia de los ataques informáticos.


En todo caso, podemos ver que los costes directos YA SON MILLONARIOS, y no tenemos que olvidar que además de los costes directos existen otros costes tan importantes o mas.

 

Costes indirectos de los ciberataques


  • El robo de la propiedad intelectual, o datos de carácter sensible (55% de las empresas).
  • El daño reputacional[ii] (49% de las empresas).
  • La interrupción del negocio (47% de las empresas).
  • La responsabilidad por imcumpliento normativo[iii].

Lo mas preocupante es la evolución que están adquiriendo los ciberataques.


Las nuevas tecnologías como “el almacenamiento en la nube” se ha convertido en un standard en la infraestructura digital de la mayoría de las empresas por sus enormes posibilidades técnicas, usabilidad y reducción de costes, pero esto supone también tener enormes cantidades de datos en entornos fuera de control de la empresa con múltiples puntos de acceso lo que origina importantes retos de seguridad.


Sin embargo, por mucho que se invierta en seguridad frente a los ataques externos, no debemos olvidad que, según el ya citado PwC, el 60% de los incidentes registrados están originados en un comportamiento doloso o negligente por parte del personal interno de la compañía.


La globalización de las compañías, con miles de empleados trabajando desde cualquier punto del mundo o simplemente desde sus casas con sus ordenadores, Tablet y Smartphone conectados a los sistemas de la compañía es otro dolor de cabeza para los departamentos de seguridad informática.


Y si hablamos de la nueva tendencia denominada BYOD (Bring Your Own Device)[iv], según la cual los empleados utilizan en el trabajo sus propios ordenadores, Tablet y Smartphone conectados a los sistemas de la empresa, o incluso que los asistentes a cualquier tipo de evento organizado por la empresa puedan utilizar sus aparatos electrónicos para interactuar con los sistemas de la compañía supone un verdadero desafío para los departamentos de IT de cualquier empresa.


Por su parte, las técnicas de los atacantes también evolucionan. Empezaron con el robo de datos, conocido en el argot como “esnifado”, con casos tan conocidos como el ataque a Yahoo en el 2013 que afecto a los datos de 3.000 millones de clientes, o el mas reciente de Uber en el 2017 que afecto a 57 millones de clientes.


Continuaron con el “ransomware (secuestro de datos)[v] técnica de la que se desconoce el número de afectados que pagan periódicamente por poder acceder a sus datos.

Y actualmente están evolucionando a los denominados “ataques de diseño” en los cuales, terceros con intereses poco lícitos, encargan un ciberataque a medida para conseguir los mismos.


Imaginemos una empresa de la competencia que no solo quiere los datos de un competidor, que quiere además hacerle todo el daño posible. Mediante un ciberataque se accede a la base de datos de clientes y además de copiar todos los datos de las misma, se elige un dato crítico, por ejemplo el número de cuenta donde se giran las compras, y se cambia este número, asignando la cuenta de un cliente a otro y así sucesivamente, de forma que cuando el cliente gire los recibos periódicos por las compras de sus clientes organizará un lio monumental cargando las compras de unos a otros, generando malestar y protestas generalizadas entre sus cartera de clientes lo que le proporcionará una magnífica oportunidad a su competidor para hacerse con la misma.


O imaginemos en una campaña electoral, que se consigue acceder a los datos de las estadísticas previas en las que se basan los pronósticos y manipular los mismos para que los pronósticos salgan según lo deseado. Esto explicaría en gran medida los últimos fracasos estrepitosos de este tipo de pronósticos.


Y una de las características mas importantes de este tipo de ciberataques es que “no dejan huella”, es decir, entran, copian, manipulan, y salen sin que nadie sepa lo que ha pasado.


En este sentido, recientemente Enki Blue, una empresa tecnológica partner nuestro ha desarrollado un sistema que mediante la tecnología blockchain y una avanzada plataforma tecnológica puede rastrear en tiempo real los accesos a nuestros datos generando alertas en caso de accesos no permitidos, con lo que en cualquier momento podremos saber el estado de la integridad de nuestros datos y si se ha realizado alguna manipulación maliciosa en los mismos.



Por desgracia, ya no se trata de si tu empresa va a sufrir o no un ataque a la seguridad de su información, sino de cuándo ocurrirá y cuál será la capacidad de tu empresa para neutralizarlo o recuperarse del daño sufrido.







[i] INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad).

[ii] El riesgo de reputación , llamado a menudo el riesgo de reputación , se corre el riesgo de pérdidas por daños a la reputación de una empresa, en la pérdida de ingresos; aumento de operación, costos de capital o reglamentarias; o destrucción de valor para los accionistas , como consecuencia de un evento adverso o potencialmente criminal, incluso si la empresa no es encontrada culpable.
Los eventos adversos típicamente asociados con el riesgo de reputación incluyen la ética, la seguridad, la sostenibilidad, la calidad y la innovación. El riesgo de reputación puede ser una cuestión de la confianza empresarial.

[iii] La negligencia en la protección de datos sensibles de carácter personal también puede llevar a las empresas a tener que hacer frente a demandas de responsabilidad civil, así como fuertes sanciones administrativas impuestas de oficio por parte de los organismos supervisores. Simplemente mencionar como ejemplo las obligaciones impuestas por el nuevo reglamento de protección de datos.

[iv] Bring your own device («trae tu propio dispositivo» en inglés), abreviado BYOD, es una política empresarial consistente en que los empleados lleven sus propios dispositivos personales (portátiles, tabletas, móviles…) a su lugar de trabajo para tener acceso a recursos de la empresa tales como correos electrónicos, bases de datos y archivos en servidores, así como datos y aplicaciones personales. También se le conoce como «bring your own technology«(BYOT, «trae tu propia tecnología»), ya que de esta manera se expresa un fenómeno mucho más amplio puesto que no sólo cubre al equipo, sino que también cubre al software.


[v] El ransomware consiste en cifrado tus datos con una contraseña que no te darán hasta que no pagues una cantidad de dinero, un problema de seguridad muy grave en el que cada vez caen más personas.

El ransomware es uno de los ataques preferidos por delincuentes informáticos. Sólo requiere infectar un ordenador de alguien que baje la guardia un momento, descargando un archivo de un lugar no contrastado o de un correo electrónico, por ejemplo. Una vez se instala en el ordenador, el programa hace todo solo, y los delincuentes sólo tienen que esperar a que llegue el dinero.

Transformación Digital



Ángel Luis Vázquez
Economista

Transformación Digital. E-commerce 
versus tiendas 3.0


Tal solo hace 15 años nos habría parecido imposible comprar con nuestro móvil, pero hoy nos encontramos en un momento de auténtico auge del e-commerce, una modalidad de compra que cada vez supone un mayor porcentaje de gasto en la economía de los españoles. De hecho, en 2017 según el Instituto Nacional de Estadística (INE) uno de cada cuatro españoles compró algún artículo por internet.

El e-commerce está de moda y ninguna empresa quiere perder el tren de la transformación digital de sus ventas, pero si las empresas no quieren perder su tiempo y su dinero, tienen que tener claros un par de conceptos:

a.  A corto plazo (próximos cinco años), aunque el consumo online siga creciendo, no se prevé el cierre de los comercios tradicionales, ya que el 85% de las ventas globales se siguen registrando en las tiendas físicas[1].
b.  Sin embargo, sí tendremos que decir adiós a los centros de venta tal como los conocemos actualmente. Desde las grandes cadenas hasta las tiendas de barrio deberán reinventarse e integrar nuevos canales online[2] si quieren sobrevivir en este nuevo entorno digital.


Para conseguir una verdadera transformación digital de nuestras ventas, no se trata de colgar el catálogo de nuestros productos en internet y crear una tienda on-line. Esto ya lo hacen muchísimas empresas. Se trata  de integrar la venta en los espacios tradicionales con las nuevas tecnologías, sobre todo la digitalización y la robótica, y ofrecer a los clientes “experiencias” que puedan superar a la mera compra por internet.



Por tanto, el retail se dirige hacia las tiendas 3.0, es decir, puntos de venta apoyados en el Big Data. Este tipo de establecimientos podrán monitorizar el estado de ánimo de los clientes, su paseo dentro de la tienda, la recurrencia de sus visitas y otros datos personales como la edad y el género.

Además, estas instalaciones contarán con estanterías inteligentes que ofrecerán información en tiempo real, para facilitar el inventario de productos y favorecer una reposición más ágil. La tecnología aplicada en estos espacios permitirá conocer los espacios más rentables de la tienda gracias a la recopilación de datos tanto del interior como del exterior del establecimiento.

Otras herramientas, como las etiquetas RFID, posibilitará la creación de un inventario inteligente que facilite la localización del producto.

El mencionado informe de Goldman Sachs concluye que la tecnología ha llegado para complementar a la tienda física, y en ningún momento para sustituirla.


En los puntos de venta 3.0 (superficies comerciales inteligentes), la tienda se convierte en un expositor de productos y el smartphone será el auténtico protagonista, ofreciendo a los usuarios servicios más rápidos y efectivos por medio de estas nuevas tecnologías.

Como todo en el mundo digital, la transformación se está produciendo muy rápidamente y ya existen ejemplos de superficies comerciales inteligentes:

     Los establecimientos Hema, pertenecientes al gigante chino Alibaba, que lleva desde 2015 ofreciendo este tipo de experiencia a sus clientes, sumando ya 25 establecimientos 'inteligentes'. Hema conjuga[3] lo tradicional de ir al 'súper' y ver con sus propios ojos lo que va a adquirir y la comodidad de pedirlo online.
  Otro ejemplo es la línea de supermercados 7Fresh, perteneciente a la compañía de comercio electrónico JD.com, que, además de contar con los avances de Hema dispone de la peculiaridad de carritos de compra que siguen a los clientes sin necesidad de que estos tengan que empujarlos.
     Amazon no quiere quedarse atrás y ha conseguido eliminar  las largas colas, los cajeros y el pago en efectivo con sus centros Amazon Go, con los únicos requisitos de contar con la app móvil y tener una cuenta en Amazon.
También Amazon ha puesto en práctica la tecnología “machine learning[4]” mediante la cual nada más retirar un producto de la estantería se incorpora a tu carrito de la compra.
  La famosa cadena Walmart ha firmado un acuerdo con Microsoft para implantar una tecnología basada en la reposición de estanterías mediante robots.
    En el sector textil la tecnología 3D va a posibilitar que los clientes puedan ver cómo les quedan las prendas sin probarlas físicamente, a través de ‘avatares’ o de los denominados espejos mágicos.
   El mundo de la cosmética tampoco se quiere quedar atrás, y la empresa Shiseido cuenta con centros en los que tiene instalados espejos de maquillaje virtuales, que personaliza el efecto de los diferentes productos a través de la técnica de reconocimiento facial de los usuarios.



En cualquier caso, si su empresa se encuentra en alguno de los sectores comentados y no quiere que la tecnología le “pase por encima” empiece a pensar en una verdadera transformación digital de su negocio


 


[1] Cifra que se mantendrá estable en torno al 70% durante los próximos cinco años, según los pronósticos del banco estadounidense Goldman Sachs.
[2] No se trata de poner nuestro catálogo de productos en internet y aperturar una tienda on-line.
[3] Ofrece tres tipos de compra: la tradicional, en la que los clientes llevan los productos que vayan a adquirir a una caja de autoservicio, donde pagarán por medio de la aplicación del supermercado, ligada a la cuenta Alipay; comprar desde casa por medio de la app; o el modo híbrido, una opción en la que el cliente elige el producto dentro del supermercado y lo compra a través de la app a través del código de barras.
[4] Una potente tecnología que  permite que en el momento en que el cliente coja un artículo de la estantería, se sume automáticamente el importe del mismo a su carrito online en su smartphone, cargándose el precio final en la tarjeta de crédito registrada en la aplicación. De la misma manera, el supermercado también registra cuándo devuelves un producto a su sitio, restando directamente su valor del ticket de compra digital.