SE AVECINA LA TORMENTA PERFECTA

Ángel Luis Vázquez
Economista - Administrador Concursal

SE AVECINA LA TORMENTA PERFECTA

Llega la primera ola de cierres en Madrid


En estos momentos la mayoría de la población está pensando en las “vacaciones”, lo cual no es de extrañar, pues después de un largo periodo de confinamiento, incertidumbre y miedo, es normal que la población en general este deseando disfrutar de unos días de descanso, que, si bien no se van a poder realizar grandes viajes ni dispendios, pues la situación no está para bromas, podemos recurrir al apartamento en la playa de un familiar o amigo, o a la socorrida casa del pueblo. Todo sea por desconectar unos días y descansar, que merecido lo tenemos.


Pero septiembre está a la vuelta de la esquina, y aunque en un escenario optimista en el que no se produzcan nuevos repuntes, quizás hayamos dejado atrás lo peor de la crisis sanitaria, pero lo peor de la crisis económica asociada a la pandemia del covid-19, está por venir.

En un interesante artículo de la multinacional Euler Hermes, traducido por el REFOR Acceso a traducción del documento desde REFOR concluye que El Covid-19 está creando una bomba de relojería de insolvencias. Incluso a medida que las economías resurgen del confinamiento, esperamos que la mayor parte de las insolvencias aún está por venir, en gran medida entre finales de 2020 y el primer semestre de 2021.

Esto realmente no es nuevo, de todos es sabido que La falta de liquidez en las empresas por la ausencia de ingresos durante el tiempo en que han visto obligadas a permanecer sin actividad, en muchos casos se va a convertir en una “crisis de solvencia” que va a tener como consecuencia que muchas de ellas no vuelvan a abrir nunca más, lo que afecta negativamente al empleo y, al tener menos ingresos los trabajadores y unas expectativas económicas muy negativas, se reducirá el consumo, y los ingresos de las empresas, que todavía sigan funcionando, lo que, a su vez, ocasionará nuevas quiebras y más desempleo.

Según un informe de la consultora Oliver Wyman, al que se hace referencia en el Expansión del 22 de julio, se indica que los Bancos del Viejo Continente afrontaran una factura de 800.000 millones de euros en pérdidas por el deterioro de sus créditos entre 2020 y 2022 en el caso de que la evolución de la pandemia obligase a un nuevo confinamiento. En el mismo informe, se indica que en un escenario en el que los gobiernos eviten los confinamientos, la consultora reduce a la mitad (400.000 millones) el impacto del deterior de la cartera de créditos. Con estos datos, la mencionada consultora advierte que para el 2022 se espera que el 5% de los bancos se encuentre con “problemas” con niveles de capital por debajo de los requisitos mínimos, mientras que más de la mitad, aunque puedan cumplir los requisito mínimos regulatorios, obtendrían unas rentabilidades muy débiles lo que les situaría en una situación muy vulnerable.


Es curioso, pero la perversa espiral liquidez solvencia, se propaga como un virus financiero. Según la PMcM,: “por cada factura que se deja de pagar se ponen en peligro tres o cuatro facturas más y eso al final genera un flujo concatenado de impagos que lleva al cierre de las empresas" y el cierre de estas empresas afecta a otras empresas que dependían del cobro de las anteriores, y así sucesivamente.

Según la publicación del 16 de julio Del Confidencial una de cada cinco pequeñas y medianas empresas está al borde de la bancarrota, según la Organización Mundial de Comercio. Eso equivale, en España, a unas 700.000 pymes. Ni los grandes avales del ICO ni las escasas ayudas fiscales del Gobierno serán suficientes: muchas empresas quebrarán este año.

Las pymes españolas están en la primera línea de fuego de la crisis económica que ha provocado la pandemia. Los pequeños y medianos negocios son los que más han sufrido el parón de la actividad impuesto durante los meses de confinamiento, pero también son los que más dificultad están teniendo para relanzar sus comercios con la nueva normalidad ante la fuerte erosión de la demanda y del consumo de los hogares.

Desde la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), aseguran que la facturación del pequeño comercio sigue por debajo del 60% en comparación con el 2019 a estas alturas del año, por lo que miles de negocios no podrán superar la crisis y tendrán que cerrar sus puertas.

También desde ATA (Asociación de trabajadores Autónomos) se nos avisa en su 4º barómetro de que "El 70,3% de los autónomos de nuestro país tendría que proceder al cierre de su negocio o reducir el tamaño de su empresa si se produjese un nuevo confinamiento por la pandemia del Covid-19". El análisis también refleja que el 79% de los autónomos asegura que la facturación de su negocio se ha visto reducida respecto a la del año pasado

Es importante destacar que según la publicación de “El Economista” del 18 de julio, el 35% de los comerciantes de nuestro país tienen más de 53 años, lo que convierte a este colectivo en uno de los más frágiles, pues es muy difícil que estos empresarios de más de 50 años puedan adaptarse a las nuevas exigencias del mercado. Así, a las consecuencias económicas de la pandemia, se le une la brecha digital, la mínima inversión en marketing digital y RRSS y la escasa inversión en herramientas tecnológicas dibujándose un panorama bastante oscuro para este tipo de negocios.


Pero hagamos un ejercicio de humildad y bajemos de las grandes predicciones, al mundo de los mortales como ha hecho el Confidencial en su edición del 20 de julio en su artículo “llega la primera ola de cierres en Madrid

En este artículo podemos leer casos como el de Manuel, que cuando a mediados de marzo apagó la cocina de su restaurante de carne a la parrilla en la calle Berruguete para confinarse, no pensó que sería la última vez que serviría pollo al carbón o chuletones con patatas. Motivo, después de dos meses cerrados, no ha quedado dinero para abrir con las inversiones necesarias.

Cerca de allí, en Bravo Murillo, una tienda de ropa y complementos de moda ha abierto después del confinamiento llenado sus escaparates con carteles de descuento pues según cuenta su dueña “Ha bajado muchísimo la venta. Antes del coronavirus, un día podía hacer 400 o 500 euros, ahora, como mucho, 200…

¿Por qué muchos no abren y los que abren están pensando en cerrar? Los motivos son varios, pero los podemos resumir en uno “no hay dinero”, muchos de los que no abren no tienen dinero para acometer las inversiones necesarias para adaptarse a las medidas impuestas por el covid-19, y los que abren se encuentran con que sus ventas bajan drásticamente, porque no hay dinero en la calle. Muchas personas están sin trabajo, o han visto reducidos sus ingresos sustancialmente, y además ante lo que pueda venir, prefieren ahorrar antes que gastar.

Además, la gente tiene miedo, y no salen a pasear con la misma alegría que antes, prefieren quedar en casa, y para el comercio de proximidad “sin trasiego en la calle no hay consumo”


Según el análisis de los datos publicados por el Ayuntamiento de Madrid correspondientes al mes de junio, el primer mes tras el estado de alarma, el número de locales sin actividad ha aumentado sustancialmente sobre la situación anterior al coronavirus. La mitad de estos locales (255) se concentra en los distritos populares de Tetuán y Carabanchel.

El primer impacto del coronavirus en la economía local se ha cebado en estos dos distritos de clases medias y bajas y de pequeños comercios, donde los vecinos viven más al día. En estos distritos, la mayoría de la población se encuentra en ERTEs o ya directamente en paro, con lo que su poder adquisitivo se reduce significativamente.

A la vista de los datos anteriores podemos concluir que las consecuencias negativas del covid-19 se empiezan a sufrir en mayor medida en Pymes y autónomos, que regentan negocios de restauración o pequeño comercio y en los barrios de rentas medias bajas, y esto es solo un avance de lo que se avecina.


Este incremento de las quiebras en miles de pequeños negocios, además de suponer una catástrofe personal y familiar para millones de ciudadanos, que además de perder su negocio, y con él, todo lo que tienen, en muchos casos, van a quedar endeudados de por vida, con unas deudas que por mucho que quieran no van a poder hacer frente, y mucho menos si no se les da la posibilidad de arrancar un nuevo proyecto empresarial.

Esta es la gran diferencia, entre nuestro modelo y el modelo anglosajón, mucho más pragmático, que ya en 1704 en Inglaterra y en 1.898 en EEUU tienen una legislación sobre “quiebras” que permite al quebrado de buena fe volver a empezar de cero.

En España se introduce la “2ª Oportunidad” con la aprobación del Real Decreto-ley 1/2015, de 27 de febrero, de mecanismo de segunda oportunidad, reducción de carga financiera y otras medidas de orden social, que luego daría lugar a la homónima Ley 25/2015, mediante el cual, un deudor de buena fe que cumpla determinados requisitos podrá llegar a obtener en sede judicial el denominado BEPI (Beneficio de exoneración de pasivos Insatisfechos) por medio del cual podrá volver a empezar de cero.

Desgraciadamente nuestro sistema judicial, que ya de por sí estaba colapsado con anterioridad, con el aluvión que se le viene encima, si no introduce medidas drásticas en los procesos concursales añadirá otra dimensión a la catástrofe económica, el de las “empresas zombis” que existen sobre el papel, pero que dejaron de existir en la realidad hace ya tiempo.

Si su negocio está en una situación parecida a los que hemos visto antes, no ha vuelto a abrir como el bar de Manuel, o ha abierto, pero lo ve muy negro, como el caso del comercio de moda, lo mejor que puede hacer es ponerse en manos de un experto que le asesore de las posibilidades legales existentes para salir lo mejor parado posible de esta crisis.


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